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A pesar del traspié que tuvo el Ministerio de Economía en enero en materia fiscal con un incremento del déficit fuera de lo previsto, el gasto real devengado de febrero siguió en baja. El dato de la consultora Analytica de la cuarta semana de febrero indicó una caída del 35,1% interanual en términos reales.

A los efectos de las metas del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la mirada de los mercados se posó sobre la “deuda flotante” de enero. Diferentes analistas indican que el quebranto de casi $204.000 millones, un 1.000% más alto que el de un año atrás, se debió a que se concretaron pagos que no se hicieron en diciembre para poder llegar bien con los números.

La consultora Ecolatina estima que al cierre del año pasado el ministro Sergio Massa decidió no pagarle la factura a una gran cantidad de proveedores del Estado. La consultora estima que en diciembre la deuda flotante llegó al récord del 12% del total del gasto primario acumulado en los doce meses anteriores.

Los pagos postergados de un mes para otro habían llegado al pico del 10,2% en junio y bajaron al 6,5% en noviembre. En diciembre crecieron 90%. Pero en enero, según estimaciones del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), se habrían cancelado $348.620 millones. Del máximo tolerado de $1,13 billones acumulado en diciembre, en enero se redujo a $789.000 millones.

Para achicar, Economía tuvo que apelar a los saldos de financiamiento neto que fue acumulando en las últimas licitaciones de deuda en pesos de noviembre y diciembre. Ya ordenados los pagos pendientes de diciembre, analistas estiman que las cuentas del sector público volverán a ponerse en línea con las metas del FMI en febrero.

El frente más complicado para el gobierno se encuentra en los impuestos. La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) ya está previendo una fuerte baja de ingresos por retenciones a las exportaciones.

Las declaraciones que están haciendo los productores al Sistema de información Simplificado Agrícola (SISA) este año están marcando dramáticas caídas de rindes.

Mariano Ghirardotti, tributarista especializado en el sector agropecuario, revela que todas las cargas de información están devolviendo advertencias del sistema sobre potenciales fiscalizaciones futuras porque los números son inferiores a los del año pasado, algo lógico si se tiene en cuenta la feroz sequía que soporta el campo.

A esto se agrega una pérdida importante por el Impuesto a las Ganancias, cuando se presentan las declaraciones juradas en junio en el caso de explotaciones unipersonales.

Ecolatina plantea que los Ingresos tributarios se redujeron un 2,7% en términos reales en enero, aunque se ubicaron en niveles similares al promedio de los últimos 12 meses. La caída interanual se explicó en un 90% por la reducción en los Derechos de Exportación (30% interanual real). En febrero, la recaudación se desplomó otro 9% real.

Según indica la consultora Equilibra, del economista Martín Rapetti, “al gobierno le va a resultar muy difícil la meta fiscal del año”. Señala que tres elementos jugarán en contra: no se podrán contabilizar ingresos la ganancia contable producida por la colocación primaria de títulos del Tesoro; caerán los impuestos al comercio exterior por la sequía; y el PBI de este año será menor o igual al de 2022, lo que hará que el resto de los impuestos no crezca.

Fuente: Ámbito

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