La Reserva Federal de Estados Unidos continúa marcando el ritmo de los mercados globales y, en las últimas jornadas, recalibró expectativas en el mercado sobre el rumbo de los bonos y acciones argentinas en 2023. Desde mediados de febrero, se dieron a conocer una serie de datos clave sobre la economía estadounidense que reflejan fortaleza en el mercado laboral y una inflación persistentemente alta. Este panorama renovó expectativas entre los inversores acerca de que el sendero contractivo de la Fed aún está lejos de terminar.
En su primera reunión del año, la Fed subió la tasa de interés 25 puntos básicos, dando continuidad a la desaceleración en el ritmo de subas comenzado en diciembre pasado y despertando optimismo en el mercado. Sin embargo, el optimismo entre los inversores cayó ante datos clave de la economía que se dieron a conocer a partir de mediados de febrero. Entre ellos, se destaca la inflación interanual solo descendió 0,1% al 6,4% y la inflación al productor creció 0,7% mensual, una suba que no se veía desde junio pasado.
Estos datos se potenciaron con los comentarios de los miembros de la Fed (presidida por Jerome Powell) en las minutas de la última reunión del 1 de febrero, publicadas la semana pasada, en las cuales apuntaron que la inflación continuaba inaceptablemente alta y que es necesario mantener una política restrictiva hasta que los datos confirmaran una senda descendiente al objetivo del 2% anual. Ante este panorama, la tasa de 2 años del Tesoro volvió a máximos de 2007 y cayeron los principales índices de Wall Street.
Julio Roque Calcagnino, de TSA Bursátil, señaló: “El mercado de futuros empezó a anticipar una tasa terminal más alta. Antes, para la reunión de junio se esperaba una tasa entre 500 y 525 puntos básicos, mientras que, actualmente empiezan a anticipar una tasa entre 525 y 550 puntos básicos. El mercado tomó nota de los datos y comenzó a reflejarse en los índices accionarios”.
Mariano Torres, de Quaestus Advisory, destacó que “las acciones argentinas, en particular el sector energético, desde un punto de vista fundamental están muy fuertes: tienen bajos niveles de deuda, tienen operaciones muy desarrolladas y sus márgenes controlados”. “Incrementar exposición puede ser una muy buena estrategia si se tiene plazo mayor a cinco años. Sin embargo, el riesgo principal del mercado local es la liquidez. Este 2023 va a contar con efectos disruptivos por las elecciones que agregan grados de imprevisibilidad a un mercado que es intrínsecamente volátil. Gran parte del éxito en el rendimiento del equity argentino será consecuencia de un entendimiento entre las partes políticas para acordar reglas de juego estables”, agregó.
En cuanto al contexto global, Torres consideró: “Lo positivo es que una buena parte del endurecimiento nominal ya ocurrió. Lo negativo en esta instancia es la suba de tasas en términos reales. Es fundamental que la Fed tenga la agilidad para bajarlas en el momento adecuado. A diferencia de 2022, cuando vimos caídas en las valorizaciones de los activos, pero flujos intactos, durante 2023 veremos cómo la inflación comienza a correr por debajo de las tasas de interés generando una contracción de liquidez más fuerte. La quita de liquidez puede llevar a la economía global a una recesión y, en particular, golpear al mercado argentino que aún es muy dependiente de flujos externos. En el caso de que la inflación americana baje ‘demasiado rápido’, podríamos ver un shock de fortalecimiento del dólar que dificultaría aún más la capacidad para generar reservas”.
Por su parte, Calcagnino señaló: “El endurecimiento en la política monetaria de la Fed y cómo se traslade a los distintos puntos de la curva de bonos de EE.UU., que son los que rigen la renta fija global, condiciona el apetito por el riesgo. Una Fed menos agresiva favorece a Argentina y emergentes, aunque no termina de sacar a los bonos de las paridades deprimidas. El rally de los bonos va a estar relacionado con lo que pase localmente, cuando se genere apoyo político a un programa ambicioso en el sentido de reinsertar al país en los mercados de capitales del mundo”.
Fuente: Ámbito
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