0

Desde el Fondo Monetario Internacional llegó un mensaje. Los negociadores argentinos que discuten (a veces acaloradamente) con los delegados del organismo que maneja Kristalina Georgieva recibieron la confirmación en las últimas horas de que los términos y objetivos para 2023 del Facilidades Extendidas vigente (tanto los generales como los particulares), no tendrán que ser definidos en estos días y de manera urgente. Y que no influirán en la definición sobre la nueva meta de reservas que deberá cumplir el Banco Central este año, la que seguramente será conocida esta semana, como tampoco en la aprobación por parte del Board del FMI del ejercicio 2022.

Los objetivos económicos generales a los que el país tendrá que comprometerse este año (no las metas cuantitativas), tendrán un período algo más largo de negociación, y deberán estar resueltos para abril. Ese mes, entre la segunda y tercera semana, se concretará en Washington la siempre tradicional Asamblea Anual Conjunta del FMI y el Banco Mundial, adonde viajarán Sergio Massa y el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, junto a los principales funcionarios que tienen entre sus obligaciones la negociación del Facilidades Extendidas. Para cerrar los objetivos, habrá tiempo hasta ese momento. Pero no más.

Así, en lo que resta de marzo y la primera semana de abril, habrá que definir, entre otros tópicos, la política monetaria, la manera en que Argentina eliminará los subsidios a las tarifas de servicios públicos para los sectores de menores recursos (algo que fue reclamado personalmente por Georgieva ante el ministro de Economía en la cumbre del G20 de la India), qué hará el país con el demorado revalúo inmobiliario, cómo se espera que se incremente el ritmo de liquidación sojera, cómo se manejará la cuestión de la deuda en pesos y la eventual emisión monetaria vinculada, cuál será la estrategia ante la aceleración inflacionaria y cuál sería la nueva marca que las dos partes aceptarían para este año, y si Hacienda y Finanzas insistirán en canjes de deuda en dólares como los del primer bimestre de 2023. Para todo esto, y mucho más, habrá un período de negociaciones y discusiones (y luego, se supone, acuerdos), que deberán definirse en la cumbre de Washington de abril. Ya con Massa en la capital norteamericana. Y Georgieva y la número dos del FMI, Gita Gopinath, del otro lado del mostrador.

Antes será el turno del trío negociador habitual que el gobierno tiene destinado para hablar con el staff técnico del fondo. Y del dúo delegado por el organismo. Por un lado, por Economía, negocian el viceministro de Economía Gabriel Rubinstein, el jefe de Asesores Leonardo Madcur y el secretario de Relaciones Financieras Internacionales Marco Lavagna. Desde el Fondo están presentes el encargado del caso argentino el venezolano Luis Cubeddu y su aún jefe, el inglés Nigel Chalk, quien hasta mayo mantendrá el cargo interino de director para el Hemisferio Occidental, a la espera de la llegada del chileno Rodrigo Valdés.

Lo último que se resolvió en estas rondas de discusiones, tal como adelantó este medio, es que durante este 2023, Argentina ya no tendrá que cumplir metas trimestrales dentro del acuerdo de Facilidades Extendidas, sino que las fiscalizaciones finales que determinarán la aprobación (o no) de lo comprometido con el organismo serán anuales. Hacia delante, y una vez que se cierren las negociaciones que están finalizando en estas horas en la sede del Fondo en Washington, el tilde verde de este ejercicio se considerará cuanto termine el año y se controle la ejecución de las metas sobre ejercicio completo. Algo que en términos cronológicos sucederá en el primer trimestre de 2024, cuando, obviamente, esta gestión ya haya dejado el poder para que siga adelante la negociación con el organismo el próximo jefe o jefa de Estado.

La decisión de analizar el cumplimiento de las metas de manera anual no implica alteraciones en los dos porcentajes que permanecen firmes dentro de lo acordado el 25 de marzo de 2022: el 1,9% de déficit fiscal final y la frontera de emisión monetaria de un 0,6% en todo el ejercicio, se mantendrán ineludibles, innegociables e inmodificables. Pero el Fondo esperará al final del año para controlarlas y aprobarlas. Mientras tanto, sólo habrá observaciones puntuales y punzantes sobre si la proyección fiscal y monetaria apunta o no a cumplir lo comprometido. No es poco. Más teniendo en cuenta que los primeros pasos en cuanto a los ingresos y la recaudación que exhibe el país están siendo problemáticos.

Fuente: Ámbito

Comments

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *