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Con prudencia, Argentina podría especular con que en un futuro cercano, el manejo del acuerdo de Facilidades Extendidas vigente, su fiscalización y una eventual renegociación futura con el Fondo Monetario Internacional (FMI) podrían ejecutarse con mayores flexibilidades. Y con un clima de mejor comprensión ante la realidad económica local. Y que si bien no hay que esperar cambios radicales en cuanto a las reglas generales y las normas vigentes en el organismo para casos como el argentino, algo que depende exclusivamente de lo que decida el Board del organismo que maneja Kristalina Georgieva; al menos tendrá interlocutores más predispuestos y preparados para entender la realidad criolla. Dicho de otra manera, lo que un gobierno argentino pude comprometer para lograr las metas firmadas. Y lo que no. Al menos esta es la expectativa que nació en los últimos días, luego de conocerse quién será el próximo director gerente para el Hemisferio Occidental, que reemplazará formalmente al brasileño Ilan Goldfajn, ya asentado como titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y a su interino el inglés Nigel Chalk. Según oficializó el martes la propia Georgieva, el elegido para el estratégico cargo, que tiene, por ejemplo, bajo custodia a toda América Latina; es el chileno Rodrigo Valdés. Exministro de hacienda de la época de Michelle Bachelet y muy conocedor de la realidad política, económica, financiera y cambiaria del país.

Pero, fundamentalmente, lo que puede esperar Argentina con la llegada del economista chileno proveniente de las filas del MIT de Boston, es una visión algo más estructuralista y amplia sobre las políticas reales que el país puede aplicar para lograr las metas comprometidas con el FMI. Concretamente no es una persona con la que puedan discutirse flexibilidades de metas. Pero sí la posibilidad de aceptar gradualismos flexibles y entendimientos sobre medidas complejas como la falta de velocidad en el levantamiento de restricciones cambiarias o movimientos financieras de canjes o cambios de carteras de endeudamientos; algo que espantó a Chalk y su gente. Valdés demostró en toda su carrera de funcionario y en sus visitas al país (varias en funciones en Chile y luego como conferencista) mostrar mucha voluntad de comprensión ante el país, y se explayó en la idea de pensar lo mejor para el país más allá de los que los libros y normas del Fondo indiquen y obliguen. Habrá que ver si estas inquietudes pueden ser desplegadas en los rígidos anaqueles del organismo. Pero lo cierto, es que, al menos, se puede aguardar una personalidad más dispuesta a escuchar argumentos y encontrar vías negociadas antes que la aplicación de las clásicas recetas que vienen de Washington.

Valdés asumirá el próximo primero de mayo, en lo que se percibe como un nombramiento bastante veloz para lo acostumbrado por la burocracia de los organismos internacionales. Hasta ese momento continuará en el cargo Chalk, lo que implica que será el inglés el interlocutor técnico del FMI en la revisión más importante del Facilidades Extendidas de los próximos meses. La que se concretará durante la Asamblea Conjunta del FMI y el Banco Mundial de Primavera, que se desarrollará en la sede de Washington. En ese marco los funcionarios argentinos discutirán los términos de los objetivos del Facilidades Extendidas para el 2023; ya con la nueva meta de reservas del Banco Central sobre la mesa y sabiendo que el 1,9% de déficit fiscal y el 0,6% de emisión monetaria son innegociables. Valdés será además el encargado de negociar con el país el próximo acuerdo que seguramente reemplazará al facilidades Extendidas vigente. Esto será obviamente con la gestión que suceda a la de Alberto Fernández.

Se descarta que con la continuidad del oficialismo o con un gobierno de la hoy oposición, el FMI renegociará el acuerdo aumentando su profundidad en cuanto a las reformas necesarias. Y el encargado de discutir del otro lado del mostrador del FMI, será precisamente Vades. La ventaja del próximo funcionario, es que conoce al país. El economista chileno fue ministro de Hacienda de su país durante mayo de 2015 agosto del 2017, durante la gestión de Michelle Bachelet, desde donde negoció varios acuerdos con el país; entre otros, el de integración energética. Desde ese cargo estratégico vivió el cambio de gestión de Cristina Fernández de Kirchner a Mauricio Macri, defendiendo siempre la posibilidad de un aumento del intercambio comercial y estratégico entre los dos países. De esos tiempos del comienzo de la gestión de Cambiemos, vienen consejos del entonces ministro chileno sobre la manera en que el país debía encarar el sendero fiscal para lograr un equilibrio entre ingresos y gastos que derive en un superávit importante. Durante una visita de mediados del 2016, Valdés declaraba que si bien el superávit era una meta que Argentina debía lograr de manera innegociable, defendía la estrategia gradualista que en ese momento aplicaba el macrismo.

Fuente: Ámbito

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