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Por “sugerencia” directa de Kristalina Georgieva y especulando con la llegada de interlocutores más flexibles desde el Fondo Monetario Internacional, el Ministerio de Economía no avanzará en nuevas operaciones de recompra de bonos de deuda pública emitidos en moneda extranjera bajo legislación internacional. La directora gerente del organismo y Sergio Massa discutieron hace 10 días en la cumbre del G20 de la India sobre este punto, y el ministro asumió como una posición pétrea de la conducción del FMI que la operatoria anunciada a comienzos de año no era del gusto de Washington. Luego, en las negociaciones de los últimos días para definir la nueva meta anual de reservas del Banco Central, los interlocutores del organismo volvieron sobre el tema y dejaron en claro que la reducción de los dólares que debe detentar en el primer trimestre del año la entidad que maneja Miguel Pesce tiene que venir con el compromiso que Buenos Aires no avanzará sobre el tema otra vez. Tanto el viceministro Gabriel Rubinstein como el negociador local Leonardo Madcur aceptaron la condición, bajo la mirada aprobatoria de Massa.

El ministro había anunciado el 18 de enero pasado, la intención oficial de recomprar bonos de deuda pública por unos u$s1.000 millones, con el objetivo de frenar el incremento de la demanda de divisas (financieras y en el blue) y como instrumento de intervención indirecta en el mercado cambiario. Los recursos para la recompra serían aportados por el Tesoro Nacional a partir de supuestas partidas de previsión de ahorro para 2023; dinero que, según el anuncio de Economía, surgiría de áreas como la energética por la aplicación de aumentos de tarifas en los servicios de electricidad a sectores de mayores ingresos, bajas en la importación de combustibles y mejores condiciones de exportaciones de productos industriales. “Vimos una caída de mil puntos o un poco más del Riesgo País de la Argentina. Eso significa una ventana de oportunidad”, había sostenido Massa al presentar la operación.

La iniciativa recibió una primera reacción positiva del mercado, con suba de bonos, caída del Blue (en esos días, a $375), retrocesos en el MEP y el CCL. Sin embargo, también recibió críticas de parte del FMI. Más precisamente del director adjunto para el Hemisferio Occidental, el inglés Nigel Chalk, que criticó públicamente la medida. Según el funcionario, encargado de la negociación técnica con el país, este tipo de alteraciones iría a contramano de lo comprometido por Argentina de darle más transparencia al mercado. Chalk le dejó en claro a Buenos Aires que sus opiniones se hacían como técnico, y que no tendrían que ver con la aprobación del ejercicio 2022 del acuerdo de Facilidades Extendidas; algo que finalmente se dio como había prometido el inglés. Sin embargo, el hecho que Georgieva haya traído el tema a la reunión con Massa hizo sospechar que el reemplazante interino de Ilan Goldfajn habló con la búlgara y le comunicó su descontento técnico. Algo que Georgieva compró. Al menos eso es lo que se especula desde Buenos Aires. Por eso, y porque hay cuestiones más importantes y urgentes que discutir con la gente de Washington (además de estar viviéndose cierta tranquilidad cambiaria), Economía no anunciará más operaciones de este tipo. Por el momento.

Se esperará en realidad hasta mayo, a que asuma en el lugar que hoy ocupa Chalk, el chileno Rodrigo Valdés. El exministro de Hacienda de Michelle Bachellet y muy conocedor de la realidad política, económica, financiera y cambiaria del país podría tener una visión más flexible y comprensiva, al haber sido visitante frecuente; no tanto como funcionario sino como conferencista. Teórico aceptador de medidas gradualistas, podría también ser más compresivo que la actual autoridad sobre la necesidad de usar recursos menos ortodoxos y poco anglosajones a la hora de trabajar sobre el tipo de cambio; especialmente en momentos de complicaciones de oferta y demanda de divisas. Y llegado el caso, se analiza hablar directamente con Valdés para explicarle la situación, antes de actuar con este tipo de operaciones. Pero mientras sea Chalk el encargado de poner o quitar operaciones, se aceptarán movimientos ortodoxos para ejecutar las políticas monetarias y financieras.

Fuente: Ámbito

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