
El directorio de ENSI (Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería), a través de su presidente, el ministro de Planificación Rubén Etcheverry, informó la extensión del plazo de convocatoria para empresas internacionales interesadas en la compra de agua pesada producida en Argentina.
La nueva fecha límite para presentar Cartas de Interés será el próximo 30 de septiembre, dos semanas después del vencimiento original.
Esta iniciativa se enmarca en las acciones que impulsa el gobierno de la provincia del Neuquén para avanzar en la reactivación de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), situada en la localidad de Arroyito.
La planta, que pertenece a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), es operada por ENSI y constituye un activo estratégico dentro de la infraestructura nuclear nacional.
El llamado a manifestación de interés fue dirigido a empresas internacionales líderes en ciencia, tecnología e investigación aplicada. Entre las firmas contactadas figuran compañías de primer nivel como Linde y Merck KGaA, cuya participación se considera clave para asegurar operaciones comerciales de largo plazo.
El agua pesada es un líquido similar al agua común pero enriquecido con deuterio, lo que la hace más densa. Es utilizada principalmente como moderador y refrigerante en reactores nucleares que operan con uranio natural, aunque también tiene aplicaciones en la industria química y en la fabricación de componentes tecnológicos como diodos orgánicos emisores de luz (OLED).
La decisión de extender el plazo responde a las consultas recibidas por parte de las empresas, que solicitaron más tiempo para evaluar condiciones comerciales y técnicas. “El objetivo es garantizar un proceso transparente, ordenado y abierto, con igualdad de oportunidades para todos los actores estratégicos”, destacaron desde ENSI.
La reapertura comercial de la PIAP representa una oportunidad clave no solo para la economía de la provincia del Neuquén, sino también para reposicionar a la Argentina como proveedor global de un insumo altamente especializado en el contexto de la transición energética y la expansión de las tecnologías nucleares.
La PIAP, cuya construcción comenzó en la década del 80, llegó a producir más de 200 toneladas de agua pesada al año en su pico de actividad. Desde su paralización operativa, técnicos, profesionales y gobiernos locales y nacionales han impulsado iniciativas para su reapertura.