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El Banco Mundial (BM) recalibró ayer sus proyecciones globales, y estimó de manera oficial que la Argentina crecerá este año 2%, ubicándose así en el mismo nivel que el Fondo Monetario Internacional (FMI). Originalmente, el organismo que dirige David Malpass hablaba de un 3% (o más) para 2023. Sin embargo, con la tradicional publicación del primer informe sobre Perspectivas Económicas Globales correspondientes a 2023 se corrigieron a la baja todos los indicadores de crecimiento del PBI para todo el continente latinoamericano, pasando la región del 3,6% de 2022 al 1,3% para este año. En el caso argentino, curiosamente, la entidad estima un alza de la economía de 5,2% en 2022, un nivel porcentual que para el BM es “mayor que lo esperado”.

El dato a la baja de este año, sin embargo, es considerado prudentemente desde el Ministerio de Economía, como una buena noticia en la estrategia para la Argentina, por dos cuestiones fundamentales. En primer lugar, porque es el mismo porcentaje que figura en el proyecto de Presupuesto para 2023 aprobado por el Congreso Nacional. En segundo, porque también es el nivel negociado con el FMI para este año. Esto implica que ahora el BM, el Fondo y las estimaciones del propio Ministerio de Economía coinciden, con lo que lo que se negocie dentro del Facilidades Extendidas como objetivos monetarios, impositivos, fiscales y cambiarios; estaría en sintonía tanto en lo estipulado en el Presupuesto, como ante ambos organismos financieros internacionales. Lo que especula Economía es que finalmente ese 2% quedará corto; que el crecimiento de este año se ubicará por arriba del 3%, pero sin alterar la posibilidad de cumplir con las tres metas pactadas con el FMI: déficit del 1,9% del PBI, emisión no mayor al 0,6% y reservas por arriba de u$s5.200 millones. La razón del optimismo es simple: un nivel de crecimiento de 2%, implica una recaudación tributaria menor si el alza del PBI fuera por arriba del 3%; con lo cual, y dado que según el presupuesto el dinero tiene partidas asignadas, habría pesos de libre disponibilidad para el Ejecutivo. Y, además, una proyección de crecimiento escueta y conservadora por parte del FMI y el BM, implicaría al final del ejercicio una mejora sustancial para el desenvolvimiento de la economía argentina. Siguiendo esta lógica, y bien entrado el segundo semestre del año, se les mostraría a ambos organismos que el manejo de la economía argentina sería expansivo y positivo.Según lo que informó ayer el BM; Argentina crecería el 2% en 2023, luego de un 5,2% inesperado para la propia entidad. Así lo indicó en su último reporte de “Perspectivas económicas globales: América Latina y el Caribe”, dado a conocer ayer, donde proyecta que el crecimiento en América Latina se desacelere bruscamente, desde el 3,6% ocurrido en 2022 a 1,3 % en 2023. y que recupere un 2,4% en 2024. En todos los casos, Argentina crecería así tres años consecutivos. El Banco modificó las proyecciones a la baja debido a la persistencia de la inflación mundial y las políticas de los gobiernos centrales para combatirlas, entre ellas, la fuerte suba de la tasa de interés ocurrida en los Estados Unidos y Europa, que aún tendrá impacto en las economías durante 2023. Según la entidad, “América Latina y el Caribe (ALC) ha crecido un 3,6% en 2022, en donde la sólida expansión en la primera mitad del año fue impulsada principalmente por el consumo, respaldado por recuperación de los mercados laborales”. Sin embargo, agregó, “la actividad se debilitó a fines del año pasado debido a la desaceleración del crecimiento mundial y al endurecimiento de las condiciones financieras comenzaron a surtir efecto, con una inflación que aumentó en 2022, alcanzando máximos de varias décadas en muchos países”.“La desaceleración refleja los esfuerzos de las autoridades monetarias para controlar la inflación, y los efectos secundarios de una perspectiva global débil. Se espera que el lento crecimiento en los Estados Unidos y China en reducir la demanda de exportaciones, mientras que es probable que el aumento de las tasas de interés de EE.UU. mantenga las condiciones financieras restrictivas”, se indicó en el nuevo reporte del organismo con sede en Washington.En este sentido se espera que el lento crecimiento global pese sobre los precios de las materias primas, debilitando los términos de América del Sur. Para la Argentina en particular, el efecto de la inflación doméstica y factores externos (“external headwings”) influirían sobre el crecimiento del país, proyectado en 2%, según indicó el Banco Mundial.La entidad también consignó que los planes de llevar adelante la ampliación del gasoducto Néstor Kirchner “beneficiaría en el plano fiscal y en la cuenta corriente de la Argentina, gracias a la baja de las importaciones en energía”.No obstante, indicó que “el contexto es altamente desafiante dada las necesidades de reducir la inflación de niveles mayores a 80%, y de dejar al peso depreciar y reformar los subsidios a la energía”.Por último, indicó que en el mundo las consecuencias de la guerra entre Rusia y Ucrania seguirán impactando en 2023 y “se estima que el crecimiento mundial caerá al 1,7%, por debajo del 3% esperado hace seis meses”, concluyó el Banco Mundial.

Fuente: Ámbito

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