Un año más llegó el Día de la Mujer y, seguramente, muchas analistas económicas y financieras serán consultadas, una vez más en esta fecha, sobre su mirada de la economía. Y la verdad es que sus aportes suelen ser muy interesantes, ya que la formación profesional en nuestro país, para quienes tienen acceso a ella, suele ser muy buena, pero el problema es esa maldita manía que tenemos como sociedad de encasillar a las mujeres en una mirada determinada, solo por una cuestión de género. ¿Existe realmente esa mirada femenina de la economía?
“Lo que suele pasar con la mirada femenina de la economía es que se termina asociando la opinión de las economistas a temas que se entienden que son de interés de las mujeres”, contesta a esa pregunta de Ámbito la economista Candelaria Botto, docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y directora ejecutiva de la asociación civil EcoFeminita.
Así, explica que lo que se suele esperar es que una mirada femenina sea más más solidaria, empática, comunitaria y familiar. Y señala que, “de esa manera, reproducimos los estereotipos de género, que ponen lo femenino asociado al cuidado, la familia y el hogar”. De hecho, desde siempre, hay una tendencia a que más hombres que mujeres hablen de macroeconomía y las mujeres sean consultadas sobre temas micro, en general.
En igual sentido, Nuria Susmel, economista de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), comenta que “cuando me preguntan sobre la mirada femenina de la economía, yo me sorprendo”. Y es que, como bien explica, “la economía es una disciplina que estudia la administración de los recursos escasos y su distribución hacia distintos fines”.
“No creo que pueda haber realmente una mirada femenina o masculina de una devaluación, una medida monetaria o cuando hay mayor emisión. Me parece que, no hay una mirada de esos temas determinada por el género”, explica Susmel. Y es que, si bien reconoce que puede haber una visión diferente entre hombres y mujeres, desde la perspectiva de política económica, en un análisis técnico, desestima esa posibilidad.
A pesar de tener una mirada muy crítica del feminismo actual, también coincide con su colega, la economista y directora de CyT Asesores Económicos, María Castiglioni, quien reconoce que, muchas veces, la consultan como fuente porque quieren la voz de economistas mujeres. “Pero yo no quiero que lo hagan para cubrir el ‘cupo’ porque lo importante es lo que yo estudié, lo que sé, más allá de ser o no mujer”, se queja.
Muchas veces, a iguales condiciones y capacidades, hay salarios desiguales.
Castiglioni resalta que “es muy importante que venzamos esos prejuicios”, que también vienen asociados a algunas prácticas que se van aplicando para combatir la discriminación, paradójicamente, y al preconcepto de que las mujeres son más propensas a tomar tales o cuales decisiones. Sin embargo, tal como sostiene Susmel, “hay posiciones o visiones que adoptamos las personas que no están determinadas por el género necesariamente”.
Así, señala que la sociedad, muchas veces, cree que la mujer tiene que tener una mirada determinada de la economía y, si bien, reconoce que hay muchas que escriben sobre la economía femenina, resalta que no es ese el único terreno de las economistas. “A veces, nos encasillan”, advierte Susmel.
Y, si alguien sabe de eso es Botto, quien reconoce, tuvo que hacer “muchos esfuerzos para no quedar encasillada” y que se le hable solo de economía feminista, brecha salarial y trabajos domésticos no remunerados. Porque, si bien ella se dedicó especialmente a difundir esos temas y considera que son importantes, resalta que puede abordar todas las variables de la macroeconomía porque, sin dudas, interpelan a las mujeres.
Así, ella opina que “la economía tiene una mirada muy androcéntrica (centrada en el hombre) y advierte que se confunde mucho lo femenino con el feminismo”, ya que, aunque pareciera que no es necesario aclararlo, lo es, “no todas las mujeres son feministas y eso hace más necesario aún diferenciar lo femenino de lo feminista”.
Pero el hecho de ser encasilladas y recordadas especialmente (ya que no se puede decir que se las consulta solo en esa fecha) en el Día de la Mujer o por “cupo” no es el único prejuicio que deben enfrentar las economistas.
Al igual que a casi todas las profesionales y empleadas, la mayoría ve cómo tienen menos posibilidades que los hombres muchas veces con iguales o mejores cualidades y/o formación.
Castiglioni cuenta que le ha pasado, por ejemplo, que pensaran que su socio, Camilo Tiscornia, era su jefe y no su par, por el hecho de ser hombre y ella, mujer y recuerda que, en entrevistas laborales, muchas veces se encontró con trabas por su género: “Me han dicho en una entrevista para el área de finanzas, por ejemplo, que no podían tomarme porque era una tarea 4×7 (de dedicación completa) y que, por ser mujer, no iba a poder cumplir.
Por suerte, hoy, ve que eso ha cambiado mucho. “En las nuevas generaciones de economistas tienen mucha más participación las mujeres, al igual que en el mundo de las finanzas. Cuando yo estudiaba economía éramos muchas menos mujeres que hombres y, hoy, como docente, veo cada vez más mujeres en las clases”, describe Castiglioni.
Y, Susmel también tiene lo suyo para aportar en experiencias de discriminación por género, ya que señala, por ejemplo, que, si bien siempre se sintió respetada en su trabajo, en toda la historia de FIEL, la fundación sólo en una ocasión ha sido encabezada por una mujer. “Es un dato llamativo que, desde 1964, cuando se creó, han pasado muchas mujeres por la fundación, pero no llegaron a ser jefas”, cuenta. Incluso menciona que, en las conferencias de la temática, muy pocas veces hay gran participación de mujeres.
De hecho, la Argentina es un caso emblemático en ese sentido, ya que hemos tenido apenas dos ministras de Economía (Felisa Miceli y Silvina Batakis) y una sola presidenta del Banco Central (Mercedes Marcó del Pont). Y no es menor este dato porque, a medida que hay más mujeres en espacios de poder, se empiezan a cambiar las estructuras y van permeabilizando los espacios de trabajo y debate a la presencia femenina, sin necesidad de que aquellas que lleguen a esos espacios sean necesariamente feministas.
Así, si bien cualquiera puede decir que la mujer ha avanzado mucho, queda a las claras que, tal como señala Botto, es importante “pensar en una economía para todos y todas”. Y, además, como sociedad tenemos el reto de lograr salir del “cliché” de recordar la mirada femenina de la economía sólo en los Días de la Mujer o para cumplir con presencia de mujeres en una conferencia, en una nota o en un directorio. Eso será determinante en el recorrido hacia una igualdad de género real.
Fuente: Ámbito
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